Por qué cobramos poco por nuestro trabajo: la paradoja de Abilene
En esta entrada no pretendo exponer soluciones, tan sólo comprender el problema: Es tremendamente habitual que al hablar con compañeros...
En esta entrada no pretendo exponer soluciones, tan sólo comprender el problema:
Es tremendamente habitual que al hablar con compañeros sobre el estado de nuestra profesión, acabemos lamentándonos de lo poco que se cobra hoy en día por un proyecto y de las bajas que hacen algunos en las licitaciones públicas. La impresión es que son otros los que se bajan los pantalones para conseguir un encargo pero, tras muchos años con las mismas quejas, me pregunto ¿quienes son esos que bajan los honorarios?
Pues somos todos, y la respuesta es que actuamos según la paradoja de Abilene. Como grupo, tenemos los mismos intereses, desarrollar nuestra profesión cobrando unos honorarios adecuados y consecuentes con nuestra formación y responsabilidad en los procesos constructivos y de diseño. Pero, a la hora de fijar honorarios o realizar una oferta, tomamos una decisión que va en contra de nuestro deseo, influenciados por el grupo.
La paradoja de Abilene es la siguiente (texto copiado de Wikipedia):
Una calurosa tarde en Coleman, una familia compuesta por suegros y un matrimonio está jugando al dominó cómodamente a la sombra de un pórtico. Cuando el suegro propone hacer un viaje a Abilene, ciudad situada a 80 km., la mujer dice: «Suena como una gran idea», pese a tener reservas porque el viaje sería caluroso y largo, pensando que sus preferencias no comulgan con las del resto del grupo. Su marido dice: «A mí me parece bien. Sólo espero que tu mamá tenga ganas de ir.» La suegra después dice: «¡Por supuesto que quiero ir. Hace mucho que no voy a Abilene!».El viaje es caluroso, polvoriento y largo. Cuando llegan a una cafetería, la comida es mala y vuelven agotados después de cuatro horas.Uno de ellos, con mala intención, dice: «¿Fue un gran viaje, no?». La suegra responde que, de hecho, hubiera preferido quedarse en casa, pero decidió seguirlos sólo porque los otros tres estaban muy entusiasmados. El marido dice: «No me sorprende. Sólo fui para satisfacer al resto de ustedes». La mujer dice: «Sólo fui para que estuviesen felices. Tendría que estar loca para desear salir con el calor que hace». El suegro después refiere que lo había sugerido únicamente porque le pareció que los demás podrían estar aburridos.El grupo se queda perplejo por haber decidido hacer en común un viaje que nadie entre ellos quería hacer. Cada cual hubiera preferido estar sentado cómodamente, pero no lo admitieron entonces, cuando todavía tenían tiempo para disfrutar de la tarde.
En este sendido, las decisiones de los individuos que hacen que el pensamiento en grupo desemboque en un final no deseado serían:
- Estudio incompleto de las alternativas.
- Estudio incompleto de los objetivos.
- Fracaso en el examen de los riesgos de la opción preferida.
- Fallo al revalorar alternativas inicialmente rechazadas.
- Búsqueda de información pobre.
- Procesamiento subjetivo y tendencioso de la información.
- Malogro en la realización de planes de contingencia.
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