Ley de Arquitectura y de Calidad del Entorno Construido
Comienza la tramitación del anteproyecto de la Ley de Arquitectura y Calidad del Entorno Construido con la consulta pública previa y algunos...
Comienza la tramitación del anteproyecto de la Ley de Arquitectura y Calidad del Entorno Construido con la consulta pública previa y algunos la ven ya como un salvavidas de la profesión. Que yo sepa, esta ley no ha sido una demanda generalizada de los arquitectos, y ni siquiera el CSCAE, que "celebra el arranque" de esta tramitación, ha realizado una consulta a los colegiados para disponer de una opinión general de una ley que les afectará de lleno (sin embargo, sí se realizó una encuesta para conocer el estado de la profesión que ya está obsoleta debido a la pandemia y sus consecuencias económicas y laborales).
Espero equivocarme, pero la nueva regulación no servirá para paliar los problemas enquistados de nuestra profesión. De poco servirá una Ley de Arquitectura y de Calidad del Entorno Construido mientras siga existiendo la Ley de Ordenación de la Edificación que tenemos, incapaz de definir con precisión qué se considera "alteración de la configuración arquitectónica", que permite a un ingeniero técnico industrial proyectar edificios comerciales o deportivos o que no exige la suscripción de un seguro trienal (veinte años después, que se dice pronto, seguimos igual). Creer que la situación del día a día mejorará es una utopía. A mí me da la impresión de que los representantes de la profesión y la realidad son como esos matrimonios al borde de la separación que deciden tener un hijo para ver si eso mejora la convivencia y se arregla todo: ese hijo es la nueva ley.
Pese a su título que la hace nuestra, con esta LOE, la Ley de Arquitectura y de Calidad del Entorno Construido es una ley que también afecta a ingenieros, que pueden proyectar ciertos usos (e intervenir en todos si no se altera la configuración arquitectónica). Supongo que en el periodo de alegaciones los ingenieros exigirán que cada vez que en la ley se haga referencia a un arquitecto o a sus colegios, también se nombre a ingenieros y sus colegios. Es lo que tenemos. Es lo que hay. Y así se da un pasito más a liberalización de competencias con una ley que parece que nos va a ayudar.
Como antecedente tenemos la Ley 12/2017, de 6 de julio, de la arquitectura de Cataluña, que en relación con su objetivo no concreta nada, pero sí se vuelca en la definición del Consejo de Calidad Arquitectónica y Urbanística de Cataluña o de los órganos consultivos y en las licitaciones, dejando las contrataciones privadas en un plano secundario. De hecho, en un artículo de febrero de La Vanguardia, se aseguraba que "(...) El incipiente borrador de "Ley de Arquitectura y Calidad del entorno construido" persigue dos objetivos: garantizar la calidad en todas las actuaciones de obra pública y que eso se pueda hacer en unas condiciones justas para los profesionales.", es decir, que lo que preocupa es la obra pública que, dicho se de paso, creo que goza de buena salud en lo que a la calidad se refiere.
Este verano hará tres años de la publicación de la Ley de la Arquitectura de Cataluña. Sería interesante preguntar a los compañeros catalanes cómo les ha cambiado la vida laboral desde entonces.
Hace unos años, un compañero mayor me dijo que con el tiempo, a los arquitectos sólo nos iban a quedar los proyectos básicos. Creo que se equivocaba: a los arquitectos sólo nos van a quedar las leyes.
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